viernes, 13 de noviembre de 2015

El barroco: Italiana, Española, Flandes y Holandes.

 Barroco italiano.

Barroco es el término que da nombre a la corriente artística que se desarrolla tras el Renacimiento, durante el siglo XVII y la primera mitad del siglo XVIII. El Barroco nace en Italia y se extiende por muchos países europeos como Francia, España y Alemania.
Es un arte creado al servicio de los grandes poderes del momento: la Iglesia católica -cuestionada por los protestante- y las monarquías absolutas, que pretenden servirse de él para exaltar su autoridad, y asegurarse la obediencia de sus súbditos y fieles respectivamente.
 
Como arte propagandístico, empleará a menudo recursos de gran teatralidad con el objetivo de atraer y deslumbrar al que lo contempla.
 
Frente a la serenidad clásica racional del renacimiento, el barroco opta por el mundo en movimiento y agitado de los sentidos. Por lo tanto, la tendencia del barroco es la exageración y la ostentación. 
Arquitectura

Características

Aparece un repertorio de infinitas curvas: elipses, parábolas, espirales... que sustituyen a la obra equilibrada y racional del Renacimiento; ahora las columnas salomónicas se retuercen, los frontones son curvos y mixtilíneos. Los muros se curvan a la búsqueda de efectos luminosos:
  • Siguen utilizándose la planta basilical y central pero con predominio ahora de la línea curva: plantas elípticas, circulares y mixtas.
  • Se siguen utilizando el arco de medio punto y las bóvedas de cañón, pero se experimenta también con bóvedas estrelladas y se multiplican las cúpulas exteriores.
  • La cúpula, uno de los máximos logros del renacimiento, seguirá usándose en su apariencia externa, pero en su interior quedará oculta su superficie semiesférica pura, decoradas con cielos pintados plagados de figuras que parecen ascender al infinito
  • Las fachadas de las iglesias se van haciendo más movidas y ricas en claroscuro, fachadas cóncavas y convexas, que se relacionan con el espacio urbano; se llenan de esculturas; las columnas se desprenden del muro y el efecto en general es de mayor riqueza y movimiento.
  • En los interiores la escultura y la pintura se aliarán con la arquitectura creando un todo, en el que la percepción visual no sabrá distinguir donde empieza lo uno y dónde termina lo otro.


Principales arquitectos y obras significativas

Cronológicamente el primer gran arquitecto del barroco es Carlo Maderna (1556-1629). Su obra principal será la conclusión de  la Basílica de San Pedro transformando la estructura de Bramante y de Miguel Ángel de planta central en esquema longitudinal.
También construyó la fachada de notable desarrollo horizontal donde empleó el orden gigante, ventanas rectilíneas y curvilíneas y un frontón central que remata con un ático coronado por estatuas.

Pero la historia de la arquitectura barroca romana estará marcada por la obra y la rivalidad de los dos grandes arquitectos del momento: Bernini y Borromini
Lorenzo Bernini (1598-1680)
Bernini es el genio del siglo XVII, practicó todas las disciplinas artísticas aunque el siempre se consideré escultor.
Su estilo arquitectónico y urbanista buscaba la grandeza, la clara distribución de masas y la rica ornamentación interior. Su arquitectura puede definirse como clasicista y de raíz renacentista lo que le valdrá para recibir los grandes encargos de los papas a la hora de construir una Roma triunfal que recupera su supremacía espiritual y política que le prefieren a su rival Borromini mucho más transgresor e innovador.
Entre sus obras más importantes se encuentra el Baldaquino de San Pedro, situado en el crucero de la iglesia bajo la gran cúpula de Miguel Ángel, es un gran dosel de bronce sostenido por cuatro columnas salomónicas.
Como constructor de iglesias prefiere la planta central, sea de cruz griega, circular u oval como en la iglesia de San Andrés del Quirinal. Esta iglesia, inspirada en el Panteón romano, posee una planta ovalada, marcada por un pórtico semicircular en la fachada.
Su obra maestra es la Columnata de la Plaza de San Pedro. Se trata de una plaza de forma elíptica rodeada de una gran columnata de cuatro filas de columnas en cuya primera fila se levantan estatuas también realizadas por él.


Francesco Borromini (1599-1667)
Arquitecto de gran ingenio e imaginación, en un principio colaborador de Bernini para después pasar a ser su rival y abversario con una obra totalmete contrapuesta.
Su estilo arquitectónico se basa en la fantasía, en lo dramático y en la expresión arquitectónica del movimiento. Inventa elementos nuevos y formas novedosas.
Sus edificaciones, de plantas complejas y geométricas, son de pequeño tamaño y materiales modestos ya que están al servicio de órdenes religiosas con pocos recursos al contrario que Bernini.
Entres sus obras destaca San Carlos de las cuatro fuentes. Esta pequeña iglesia forma parte de un convento de las orden de los trinitarios y es una de las obras más ingeniosas que ha dado la arquitectura. La planta es ovalada, al igual que la cúpula y la pared ondulante de su fachada, característica de toda su obra, juega con las formas cóncavas y convexas, consiguiendo un tremendo dinamismo y un intenso claroscuro.
Otras obras que abría que destacar serían Sant´Ivo della Sapienza con una original planta en forma de estrella mixtilínea que alterna lineas rectas con formas cócavas y convexas. Formas que también combina en la cúpula.
El pontificado de Inocencio X supuso su momento de mayor explendor y reconocimiento. Es en este momento cuando realiza la fachada de la Iglesia de Santa Inés en la Plaza Navona.

Borromini. Fachada y planta de San Carlos de las cuatro fuentes
Borromini. Fachada y planta de San Carlos de las cuatro fuentes

Fuera de Roma, el arquitecto barroco más importante de Venecia será Baldassere Longhena (1598-1682) quien adopta soluciones escenográficas, exalta los resaltes plásticos y las vibraciones claroscurísticas. Su obra maestra es la iglesia de Santa María de la Salute de estilo palladiano, visible ,entre otras cosas, en la utilización de elementos grecorromanos. Es de forma octogonal cubierta por una gran cúpula cuyos arranques se disimulan con grandes volutas.
 
En la zona del Piamonte trabajan arquitectos como Guarnini, continuador del estilo de Borromini, y ya en el siglo XVIII Juvara (1678-1736) , quien domina los estilos renacentista y barroco, y está influido por Bernini y Borromini. Su obra maestra es la Basílca Superga, de forma berninesca y reminiscencias renacentistas que van desde la estructura circular con pronaos con columnas y frontón, según el tipo del Panteón, a la cúpula miguelangesca.
 
Juvara viajará en 1735 a España donde Felipe V le encargará la construcción del nuevo Palacio Real de Madrid, ciudad donde moriría en 1736.

Longhena, Santa María de la Salute. Juvara, Basílica Superga.

Escultura:

Bernini

Durante el siglo XVII, Roma es el centro creador y propagador de las formas barrocas y Lorenzo Bernini (1598-1680) su máximo representante, con un estilo que combina teatralidad, fantasía y técnica y que se caracteriza por:
  • La representación del movimiento exaltado.
  • Los violentos juegos de luces y sombras
  • El virtuosismo para representar distintas texturas (piel, telas, nubes, hojas, rocas,...)
  • El gusto por lo trágico y la expresividad.
Sus obras, realizadas para los cardenales y los papas romanos, representan la escultura barroca más genuina e influirán en sus contemporáneos y en un gran número de artistas posteriores tanto italianos como del resto de Europa.

Obras

Su producción es muy variada y abarca grupos escultóricos de temática religiosa y mitológica, bustos retratísticos, tumbas y fuentes, casi siempre realizadas en mármol.
 
Sus primeras obras las realiza en torno a los veinte años para el cardenal Borghese: El David, El Rapto de Proserpina y Apolo y Dafne. En todas ellas elige el momento culminante en el desarrollo de la acción y usa una composición basada en el uso de la línea serpentinata tan del gusto de los escultores manieristas.

Bernini. Apolo y Dafne. Galería Borghese.
Bernini. Apolo y Dafne. Galería Borghese.

Su obra más importante es El Éxtasis de Santa Teresa. Considerada una de las obras maestras de la escultura del Barroco, fue realizada entre 1647 y 1651, por encargo del cardenal Cornaro, para ser colocada donde sobre su tumba, en la iglesia de Santa María de la Victoria en Roma, donde actualmente se encuentra, en la llamada Capilla Cornaro.
El grupo escultórico está realizado en mármol, los rayos en bronce e incluso podríamos hablar de un tercer material: la luz natural que baña la figura desde arriba, a través de una ventana ideada por Bernini,  y que produce sobre la escultura un fuerte contraste lunínico.
La composición se consigue mediante dos diagonales, que forman un aspa, lo que produce sensación de movimiento; que junto con la fuerte expresividad de la obra denotan su estilo barroco.
La obra recoge el dramático momento en que Santa Teresa pierde su consciencia como consecuencia del éxtasis amoroso (ojos cerrados, boca entreabierta...) producido por la llama divina. Es por tanto la expresión de un momento espiritual a través de un lenguaje material representado con un sentido teatral y escenográfico.

Bernini. Éxtasis de Santa Teresa. Capilla Cornaro.
Bernini. Éxtasis de Santa Teresa. Capilla Cornaro.

Sus trabajos para los papas en Vaticano incluyen la decoración interior de la basílica: la Cátedra de San Pedro colocada en el ábside, El Baldaquino situado bajo la cúpula y las tumbas de los papas Urbano VIII y Alejandro VII en las que, inspiradas en las tumbas de los Médici de Miguel Ángel, crea una tipología de amplia influencia posterior, basada en la exaltación del difunto que aparece sentado y flanqueado por figuras alegóricas de sus méritos y virtudes.
 
También realizó numerosos bustos de retratos llenos de vida y naturalismo y donde logra captar la personalidad del modelo. Desde la gracia y sensualidad de Constanza Buonarelli hasta el Crácter altivo y distante de Luis XIV. 

Bernini. Bustos de Constanza Buonarelli y de Luis XIV.
Bernini. Bustos de Constanza Buonarelli y de Luis XIV.

Por último hay que destacar las numerosas obras que Bernini proyectó para la ordenación y embellecimiento de la ciudad de Roma como La Fuente de los Cuatro Ríos de la Plaza Navona o El Obelisco sobre el Elefante de la plaza se Santa María sopra Minerva.
Pintura:
La pintura barroca reacciona contra el manierismo y sus excesos en las deformaciones y uso de colores antinaturales, en un principio con dos tendencias opuestas:
  • El naturalismo, caracterizado por la representación cruda y a veces vulgar de la realidad.
  • El clasicismo que no renuncia a la realidad pero tampoco al ideal clásico de belleza.
Desde la segunda mitad de siglo se impuso en iglesias y palacios el barroco decorativo, denominación aplicada a las pinturas murales de efectos ilusionistas y carácter apoteósico.

Caravaggio. La cena de Emaús
Caravaggio. La cena de Emaús

Características

  • Primacía del color. Las formas son definidas por manchas de color y de luz, no por la línea ni por el dibujo.
  • Importancia del estudio y captación de la luz. Las formas dependen de la luz, sin ella se esfuman o desaparecen. En el Renacimiento, la función de la luz era que las formas se vieran plenamente; en cambio en el Barroco, los cuadros no se iluminan de manera uniforme. Cada pintor hará uso de esa luz según sus características.
  • Composición abierta, asimétrica y movida. Sobre todo sobre la base de diagonales, escorzos y líneas en cruz-aspa. Los esquemas circulares, triangulares, piramidales, serenos y equilibrados del Renacimiento desaparecen.
  • Tendencia al realismo Que incluso muestra gusto por lo más crudo de la vida humana. Aparece la naturaleza muerta como protagonista (platos con alimentos, bodegones, frutos). En los países protestantes esta característica se manifiesta como interés por la realidad cotidiana, mientras que en los católicos (la Contrarreforma), supone interpretar en tono popular y de la vida diaria. los temas religiosos; se busca acercar la religión a la sensibilidad popular, de manera que la gente del pueblo se pueda reconocer en los cuadros.
  • Esta vertiente realista se alternará con otra, fastuosa, opulenta, teatral, representada por pintores como Rubens, y sobre todo por los pintores decorativistas.
  • Dominio de la tercera dimensión. Por medio de la perspectiva lineal, la cual se estaba desarrollando desde el Quattrocento, y sobre todo por el avance de la perspectiva aérea. 

Naturalismo. Caravaggio

Miguel Ángel Caravaggio (1571-1610) es una de las figuras estelares de la historia de la pintura. Era un ser extravagante y violento. Complicado en asuntos de sangre, tuvo problemas con la justicia y fue apresado varias veces. Sus actos le obligaron a abandonar Roma.

Su estilo naturalista supone una reacción contra el manierismo y tuvo muchos seguidores dentro y fuera de Italia.

Dos características fundamentales de su obra:
  • Tenebrismo: utilización de una luz artificial y dirigida que produce acusados contrastes de luces y sombras y acentúa el dramatismo de las escenas.
  • la utilización de personajes sacados de la vida diaria (mendigos, campesinas, muchachos de la calle) colocados en escenarios modestos (hogares y tabernas) para representar santos, vírgenes o personajes mitológicos.
Podemos hablar de dos etapas diferenciadas en su producción:

La fase juvenil: Hasta 1597 su pintura está llena de luz y fondos claros. A este periodo corresponden obras como representaciones del dios Baco o el Descanso en la huída a Egipto.

Fase de plenitud (a partir de 1597): Configura plenamente el tenebrismo, los cuadros aumentan de tamaño, sitúa un único foco de luz fuera del lienzo y concentra el interés lumínico en aquello que más le interesa. Los protagonistas de sus escenas son gente del pueblo, campesinos y taberneros que convierte en santos y apóstoles. De esta época destacan obras como: La conversión de San Pablo, La crucifixión de San Pedro, La vocación de San Mateo, La muerte de la Virgen, la cena de Emaús o El entierro de Cristo.

La vocación de San Mateo. Iglesia San Luis de los franceses, Roma.
La vocación de San Mateo. Iglesia San Luis de los franceses, Roma.

Clasicismo. Los Carracci

Se inició en Bolonia, ciudad intelectual y universitaria que reacciona frente a las formas caprichosas del manierismo optando por una pintura más realista pero buscando la belleza ideal y la expresión de los caracteres y estados de ánimo.
Se difundió entre los eclesiásticos y ambientes cultos, pues se apartaba de la vulgaridad caravagista.

Características:
  • Gusto por los temas mitológicos
  • Lenguaje idealizado y clásico
  • Composiciones sosegadas, ordenadas y elegantes, un tipo de paisaje sereno y equilibrado, en el que a menudo aparecen ruinas clásicas.
  • Colorido claro y rico con tonos pasteles de influencia veneciana.
  • Tratamiento poco contrastado del claroscuro.
  • Empleo de técnica al fresco.
 
El máximo representante de este estilo será Aníbal Carracci (1560-1609). En sus cuadros está presente la influencia de Tiziano, Miguel Ángel, Rafael y el Veronés. En su obra muestra poderosos encuadres, una gran elegancia compositiva y un rico colorido veneciano. La obra maestra de Carracci es la decoración de frescos (bóveda y paredes) de la galería del Palacio Farnesio en Roma, cuyo tema principal será el Triunfo de Baco y Ariadna.

Carracci. Triunfo de Baco y Ariadna. Palacio Farnesio, Roma
Carracci. Triunfo de Baco y Ariadna. Palacio Farnesio, Roma

La Pintura decorativa

A lo largo del siglo XVII se llevaron a cabo grandes decoraciones de bóvedas y muros de iglesias y palacios, con sentido apoteósico. Estas pinturas presentan portentosas perspectivas ilusionistas y escenográficas que crean arquitecturas muy reales recortadas contra el cielo abierto.
 
Sus máximos representantes serán Pietro da Cortona y Andrea del Pozzo.
 
Cortona (1596-1669) fue seguidor del colorismo veneciano, decoró la bóveda del palacio Barberini en Roma y varias estancias del palacio Pitti en Florencia
 
Andrea del Pozzo (1642-1709) era jesuita y es autor de la obra maestra del estilo decorativo ilusionista: El triunfo de San Ignacio en la Iglesia de los Jesuitas de Roma. Este impresionante fresco barroco finge arquitecturas que parecen la continuación de las reales. Los personajes vuelan en el cielo y las paredes. Todo es ilusión y perspectiva arquitectónica.

Andrea del Pozzo. El triunfo de San Ignacio. Iglesia de los jesuitas, Roma.
Andrea del Pozzo. El triunfo de San Ignacio. Iglesia de los jesuitas, Roma.

El Barroco Español

 

El siglo XVII supone un periodo de decadencia del imperio español que coincide con el reinado de los Austrias menores. La Arquitectura durante esta época no encontró condiciones favorables para desarrollarse y no se llevarán a cabo programas urbanísticos ni construcciones importantes como sucede en Italia o Francia. Los materiales son pobres y muchos proyectos consisten más bien en ampliar (capillas, torres, fachadas, retablos,...) o reformar edificios ya construidos.
 
El siglo XVIII supondrá el momento culminante de la arquitectura barroca española con la convivencia de dos tendencias contrapuestas: un estilo nacional eminentemente decorativo, pleno de libertad y fantasía denominado churrigueresco y una corriente más racionalistas que llega es España desde Francia con los monarcas borbones.

Cronología, arquitectos y construcciones significativas

El Primer barroco

En los primeros años del siglo trabajan una serie de arquitectos que formados en el estilo herreriano prolongan sus características con una arquitectura contenida y austera. Destaca Francisco de Mora autor de la ciudad de Lerma y la Iglesia de San José de Ávila.
Pero el primer gran arquitecto del barroco es Juan Gómez de Mora, sobrino de Francisco de Mora, que trabaja en Madrid en la corte de los Austrias y construye la Plaza Mayor, la Casa de la Villa y la cárcel de la Corte y el Colegio de los Jesuitas en Salamanca.
Alonso de Carbonell diseña el Palacio del Buen Retiro y sus jardines.

Juan Gómez de Mora. Plaza Mayor de Madrid
Juan Gómez de Mora. Plaza Mayor de Madrid

Segundo periodo o barroco pleno

En la segunda mitad del siglo, la arquitectura pierde paulatinamente su severidad anterior y el recuerdo herreriano es superado por una tendencia más decorativa y movida.
En Andalucia trabaja Alonso Cano que inicia una tendencia hacia un mayor esplendor ornamental siendo el autor de la fachada de la catedral de Granada, concebida como un gran arco de triunfo con ricos contrastes luminosos.
Esa tendencia por lo decorativo se aprecia también en la Basílica del Pilar de Zaragoza obra de Francisco Herrera el Mozo.

El Estilo Churrigueresco

Es la tendencia de la arquitectura barroca española (el "rococó español") a lo largo de gran parte del siglo XVIII. Se basa en una decoración exultante y muy recargada en lo muros exteriores.
 
El creador del estilo no es otro que José Benito de Churriguera y sus hermanos Joaquín y Alberto. José Benito de Churriguera es el arquitecto de San Cayetano, Santo Tomás, y la ciudad de Nuevo Baztán. Joaquín de Churriguera se encargó del Colegio de Calatrava de Salamanca, mientras que Alberto de Churriguera lo hace de la Plaza Mayor de la misma ciudad.
 
En Madrid trabajará uno de los figuras más dotadas de este periodo: Pedro de Ribera, arquitecto municipal, continuador del estilo de Churriguera con desbordante fantasía es el autor de obras como el Hospicio de San Fernando o el Puente de Toledo.
 
En Toledo trabaja Narciso Tomé con una concepción especialmente escenográfica de la arquitectura. Su principal realización es el transparente de la catedral de Toledo en el que mezcla arquitectura, pintura y escultura consiguiendo efectos de gran originalidad.
 
Este periodo en España coincide con el Rococó en el resto de Europa. Alguna de las construcciones más próximas a este estilo ondulante y profusamente decorativo serían el palacio del Marqués de Dos aguas en Valencia o la fachada de la catedral de Murcia del arquitecto Jaime Bort.
 
Por último, cabe señalar el barroco gallego con la fachada del obradoiro de la catedral de Santiago obra de Casas Novoa, que caracterizada por su sentido ascensional y la profusión de elementos decorativos que la recubren es uno de los ejemplos más sobresalientes del barroco español.

Casas Novoa. Fachada del obradoiro, catedral de Santiago de Compostela
Casas Novoa. Fachada del obradoiro, catedral de Santiago de Compostela

El estilo borbónico

Paralelamente a este estilo churrigueresco se produce en nuestro país una arquitectura sobria y equilibrada, fundamentalmente palaciega, impulsada por la nueva dinastía borbónica de influencia francesa e italiana más apegada a lo clásico.
La arquitectura borbónica gusta de grandes espacios y edificios de ritmo ordenado y equilibrado.
Sin duda, la empresa más importante del momento es la construcción del Palacio Real de Madrid. El propyecto original de Juvara de contruir un palacio de proporciones enormes será modificado tras su muerte por su discípulo Sachetti que redujo el tamaño sus proporciones e incremento su altura dándole el aspecto italianizante que hoy ofrece. 

Juavara y Sachetti. Palacio Real de Madrid
Escultura
La escultura barroca española es una escultura básicamente religiosa al servicio de la contrarreforma que busca la sensibilidad y devoción popular con un tipo denominado imaginería que consiste en realizar imágenes, retablos y pasos profesionales, generalmente muy expresivos, en madera policromada a la que se aplica la técnica del estofado (pan de oro en los ropajes para dar luminosidad).
Los escultores trabajan para los gremios y las cofradías de carácter religioso. Los temas son eminentemente religiosos, se representan ante todo la pasión de Cristo y la Virgen.
Podemos hablar de dos focos principales: la escuela castellana y la escuela andaluza.

Principales artistas y obras significativas

Primera mitad del siglo XVII

Escuela Castellana:
La escultura castellana es profundamente realista y dramáLtica, hasta el punto de mostrar figuras desgarradas que reflejan el dolor a flor de piel con el fin de conmover al espectador.
La gran figura de este escuela es Gregorio Fernández (1576‐1636), establecido en Valladolid desde 1605. Fue autor de retablos, imágenes sueltas y pasos profesionales.
La obra de Fernández se caracteriza por el modelado apasionado de los volúmenes, las posturas tensas y los rostros expresivos y dramáticos.
También es propio de sus cristos la abundante sangre que mana de las heridas.
Entre sus principales obras sobresalen el retablo del bautismo de Cristo (1630) en el que queda definido su estilo de madurez, con perfecto tratamiento anatómico de los cuerpos.
Entre sus pasos procesionales sobresalen  la Piedad y el Descendimiento, de excelente y compleja composición, que reúne los más diversos movimientos y actitudes.
Entre sus figuras sueltas que tuvieron gran difusión, sobresalen el Cristo Yacente de los Capuchinos del Pardo o el del Museo del Prado. También son frecuentes sus representaciones de Cristo atado a la columna, donde el dolor alcanza cotas extremas, y las imágenes de santos, de rostros expresivos y abultados panos que crean efectos de claroscuro tan del gusto del arte barroco. Entre ellos destacan Santa Teresa de Jesús.


Escuela Andaluza:
La imaginaría andaluza tiene un carácter más íntimo, de recogimineto interior y de belleza más clásica y serena frente al dramatismo castellano. Tiene dos focos principales: Sevilla y Granada.
En Sevilla, destacó la figura de Juan Martínez Montañés (1568‐1649). Su obra más importante es el conocido como Cristo de la Clemencia, un crucificado vivo de bello y sereno rostro y de perfecto modelado, que emociona sin recurrir a la trágico. CreóL, además, un tipo de Inmaculada de gran belleza y dulzura con abundancia de ropajes y leve inclinación del cuerpo; el mejor ejemplo es el de la capilla de los alabastros de la Catedral de Sevilla.
En Granada trabaja Alonso Cano (1601‐1667). Se formó como escultor en Sevilla en el taller de Martínez Montañés. Marchó a Madrid y más tarde volvió a su ciudad natal, Granada, en la que realizó su producción escultórica más importante. Entre sus principales creaciones figura su Inmaculada de la sacristía de la Catedral granadina, talla en forma de huso, de actitud serena en la que la religiosidad se refleja baÅLsicamente en las manos y en el rostro.
Su principal disciÅLpulo y colaborador fue Pedro de Mena (1628‐1688), autor de bustos, de dolorosas y ecce homos que muestran, a veces una actitud silenciosa y contenida, y otras
más dramática y teatral con lágrimas de cristal que acentúan el dolor. También alcanzaron gran fama sus imágenes de ascetas, muy naturalistas y de acentuada expresividad donde destaca, sobre todo, la Magdalena penitente.


Segunda mitad del siglo XVII

En la segunda mitad del siglo XVII la influencia de la escultura de Bernini llega a España y las formas adquieren más movimiento y una expresión más intensa. Esta tendencia tiene como principales centros a Andalucía y posteriormente Levante.
 
Escuela Andaluza:
La figura más significativa de la Escuela Andaluza de este periodo fue Pedro Roldán (1624‐1699) quien realizó en Sevilla la mayor parte de sus obras, caracterizadas por complejas composiciones de marcado realismo y teatralidad y de amplios y movidos pliegues. Destaca entre sus obras el Santo Entierro del retablo mayor de la capilla del Hospital de la Caridad de Sevilla.

Siglo XVIII

En el siglo XVIII podemos considerar otra escuela en Murcia, en la que destaca Francisco Salzillo, nacido en Murcia y de padre napolitano, su obra se caracteriza por sus figuras delicadas y su gusto rococó. Lo más significativo de su producción fueron los pasos procesionales como el Prendimiento y la Oración en el Huerto compuestos por varias figuras que forman complejas composiciones realizadas en madera policromada y estofada. También destaca en su producción la alaboración de pequeñas figuras para Belenes de tradición napolitana.



El siglo XVII es el siglo de oro de las artes en España. Concretamente en el campo de la pintura, este siglo va a dar alguno de los más importantes artistas de todos los tiempos no sólo de España, sino del arte occidental.
 
Se trata de una pintura patrocinada principalmente por la iglesia contra reformista y las instituciones con ella relacionadas como las cofradías y hermandades. En segundo lugar, ha de considerarse el patrocinio de la corte; en especial del rey Felipe IV verdadero mecenas de las artes en España.
 
El tema principal de la pintura será evidentemente religioso aunque también se practican temas profanos como el retrato o el bodegón y son muy poco usuales los asuntos mitológicos, salvo en la obra de Velázquez.
 
La primera parte del siglo estará determinada por la influencia de los modelos naturalistas de Caravaggio con su iluminación tenebrista. Más adelante llegará la influencia del barroco flamenco con la presencia de Rubens en España cuyo estilo compartirá interés entre los pintores españoles con la pincelada suelta y desecha de Tiziano.
 
Podemos hablar de tres grandes centros de producción o escuelas durante este perido a la que pertenecen la mayoría de los grandes artistas de la época:
  • La Escuela Valenciana con artistas como Ribalta y José de Ribera el Españoleto.
  • En la Escuela Andaluza destacan pintores como Zurbarán, Murillo y Valdés Leal, entre otros.
  • A la Escuela Madrileña corresponde la figura principal de la pintura barroca, Diego Velázquez, además de Claudio Coello y Carreño.

Principales pintores y obras significativas

Escuela Valenciana

José de Ribera (1591-1652) es el principal representante de esta escuela. Aunque inició su obra en Valencia, se trasladará a Italia donde desarrollará toda su carrera principalmente en Nápoles.
En sus cominezos cultivó un estilo naturalista influenciado por el tenebrismo de Caravaggio con obras como truculentas y sombrías frecuentemente dedicado a temas de martirios de santos y modelos realistas como su Arquímedes. Luego su estilo evoluciona hacia una técnica más colorista y luminosa influenciada por Van Dyck y la pintura veneciana como podemos apreciar en una de sus obras maestras El martirio de San Felipe del Museo del Prado.


Escuela Sevillana

Juan de Zurbarán (1618-1682). Pintor de la misma generación que Velázquez en su producción dominan las series monacales impregnadas de un estilo personal caracterizado por la sencillez y cotidianidad muy acorde con el realismo propio del siglo. Utiliza un tenebrismo suave y claro cuya principal misión es definir los volúmenes, que están marcados por un preciso dibujo dando a sus figuras un aspecto escultórico. Sus composiciones son simples, prestando gran atención a la expresividad del rostro y las manos que reflejan una honda espiritualidad huyendo de los sentimientos violentos.
Entre sus obras de frailes destacan distintas series para los conventos de la Merced, de San Buenaventura o la Cartuja; todos en Sevilla o San Hugo en el refectorio de los cartujos.
hay que citar en su producción las series de inmaculadas y santas vestidas con ricas telas donde se muestra mas colorista y atento a las distintas calidades de los tejidos.
Por último, hay que hablar de sus bodegones, llenos de sobriedad y donde utiliza una luz blanca para definir los volúmenes, alcanzando calidades espléndidas. 


Bartolomé Esteba Murillo (1618-1682). Este pintor sevillano gozó en vida de gran popularidad. Es un pintor por excelencia de temas religiosos que interpreta con fervor y dulzura y con un estilo colorista y dinámico propio del pleno barroco, aunque con composiciones equilibradas.
Su técnica a veces es más sombría, con unas atmósferas vaporosas próximas al estilo de Rembrandt y otras veces basada en el uso de colorores vibrantes y transparentes que anticipan el Rococó.
Entre sus obras, fundamentamente religiosas, destacan La sagrada familia del pajarito de estilo naturalista y técnica tenebrista y su amplia producción de Inmaculadas. También las pinturas con representaciones infantiles, religiosos como el Divino pastor o costumbristas como los Niños comiendo melón.


Escuela Madrileña

Diego de Silva Velázquez (1599-1660) es una de las figuras más importantes de la pintura española y universal.
 
Etapa sevillana
Nace en sevilla y se forma como pintor en el taller de Francisco Pacheco con cuya hija se casará.  En esta etapa sevillana cultiva los cuadros de género y religiosos con un estilo realista y una técnica tenebrista dominada por los colores ocres, marrones y grises. Destacan de este periodo pinturas como La vieja friendo huevos” o El aguador.


Llegada a Madrid y entrada en la corte
Su intención es trabajar para el rey por lo que viaja a Madrid en dos ocasiones hasta que finalmente en 1923 consigue ser nombrado pintor de corte. Su contacto con las colecciones reales y la pintura de Tiziano, hace que su pintura sufra una primera evolución: en su paleta empiezan a aparecer tonos rosas y claros y en sus fondos paisajes. En esta época realiza fundamentalmente retratos y su primer cuadro mitológico El triunfo de Baco, conocido como “los borrachos”. Probablemente sea el pintor Rubens de paso por Madrid en esta época en misión diplomática el que le aconseje ir a Italia para contemplar a los grandes maestros italianos.
 
Primer viaje a Italia
En 1629 viaja por primera vez a Italia, donde visita Ferrara, Venecia y Roma, esta visita será decisiva en la constante evolución de su pintura. En italia pintará La fragua de Vulcano La Túnica de José de marcado estilo veneciano.



Vuelta a Madrid
De vuelta a Madrid se centra en la realización de varias pinturas para decorar el Salón de Reinos del nuevo palacio del Buen Retiro para el que realiza el cuadro histórico de La rendición de Breda y varios retratos ecuestres de la familia real. Esta producción de completa con sus soberbios retratos de bufones de la corte.

Segundo viaje a Italia
En 1649 embarca de nuevo para Italia con la misión de comprar obras de arte para Felipe IV. En Roma pintará el retrato del papa Inocencio X donde demostró su capacidad para captar de manera magistral la psicología del personaje. Antes de pintar esta importante obra, y a modo de preparación, realizó el sobervio retrato de su exclavo y asistente Juan de Pareja. De este perido también es su Venus del espejo, de nuevo un tema mitológico y uno de los pocos desnudos femeninos de la pintura española.
 
Etapa final.
En 1651, a la vuelta de Italia y con el bagaje adquirido se inicia su etapa de consagración, en la que su técnica se vuelve más suelta y su pincelada más libre con un estilo abocetado y un dominio extraordinario de la luz. Por otro lado, sus obras se hacen más complejas, menos evidentes, llenas de un conceptualismo propio del barroco.
A este periodo pertenecen sus dos obras maestras Las Meninas y Las Hilanderas. Las Meninas es un retrato de la infanta Margarita con varios personajes de su corte, donde muestra su dominio de la perspectiva aéra y del concepto tan barroco de romper la frontera entre el espectador y la obra a través de todas las miradas de los personajes que nos invitan a entrar en el cuadro; todo ello resuelto con una pincelada completamente libre próxima a la abstracción.
La fábula de Aracne, más conocida como las hilanderas es un cuadro de tema mitológico que se desarrolla al fondo del lienzo mientras que en el primer plano se desarrolla una escena costumbrista que nos muestra a un taller de tejedoras.
Murió en Madrid en 1660. Es reconocido como un pintor universal. Manet lo calificó como “el más grande pintor que jamás ha existido”.

Pintura barroca en Flandes y Holanda

En el siglo XVII se consolida la escisión de los países bajos a causa de la reforma protestante, el auge del comercio y los deseos de independencia de las regiones del norte.
      Surgen así dos territorios:
  • Los países bajos del sur o Flandes, que seguirán fieles al protestantismo, gobernados por soberanos extranjeros (los Hasburgo españoles) y donde la clase social preeminente será la aristocracia y la monarquía.
  • Los países bajos del norte, que más tarde se conocerán como Holanda que profesarán el protestantismo, se regirán por un gobierno democrático favorecido por una sociedad burguesa.
 
Esta escisión, desde el punto de vista pictórico, dará lugar a dos escuelas bien diferenciadas por su temática, el formato de sus cuadros y su clientela:
 
Escuela flamenca
  • Principales clientes: La aristocracia y la Iglesia.
  • Temas: pintura religiosa y profana, de asuntos mitológicos que se representa en grandes lienzos para decorar edificios palaciegos y eclesiásticos, también cultivaron el retrato de carácter aparatoso y solemne.
 
Escuela holandesa:
  • Principales clientes: burguesía enriquecida gracias el comercio, que demandaba cuadros de pequeño formato para decorar sus casas.
  • Temas: Retratos individuales o colectivos, escenas costumbristas y domésticas, bodegones y paisajes. 
 


Pintura Flamenca

Pedro Pablo Rubens

Rubens (1577-1640) es el máximo representante de la pintura flamenca y uno de los genios de la pintura universal.
 
De padres alemanes en su juventud viajó a Italia donde residió durante tres años estudiando a los maestros del Renacimiento.
 
Influencias italianas en la obra de Rubens:
  • De Miguel Ángel adoptó la forma de representar las figuras masculinas ampulosas y las composiciones dramáticas;
  • De los venecianos asimiló el empleo del color, la pincelada suelta, los ambientes lujosos y el gusto por los desnudos femeninos.
 
Se establecerá en Amberes donde creará un taller en el que con un gran número de discípulos desarrollará una fecunda carrera con más de tres mil cuadros.
 
Su estilo varió muy poco a lo largo de su vida y se caracteriza por un colorido vibrante de influencia veneciana; composiciones llenas de movimiento basadas en el uso de las líneas curvas y diagonales y los desnudos femeninos de formas blandas y voluptuosas.
 
Hombre de vasta cultura y don de lenguas realizó labores diplomáticas entre varias cortes europeas. Realizó dos viajes por España. En el primero realizó el retrato ecuestre de duque de Lerma y el enorme lienzo de la Adoración de los Reyes, ampliado y retocado por el propio Rubens durante la estancia en Madrid en el curso de su segundo viaje.
Hacia 1610 pintó la Erección de la Cruz y el Descendimiento, máximo ejemplo de su barroquismo, con imponentes composiciones diagonales.
Se casó dos veces; con Isabel Brandt y cuando enviudó con Elena Fourment que le serviría de modelo para varios de sus cuadros: las Tres Gracias, el Jardín del Amor o el Juicio de París.
 
Dominó todos los géneros: pintura religiosa, composiciones mitológicas, retratos, bodegones y paisajes.
 
Pintor barroco por excelencia, su obra condicionó la pintura barroca dentro y fuera de Flandes y no cesará en varios siglos llegando hasta el siglo XIX en movimientos como el Romanticismo.


Discípulos de Rubens

Van Dyck (1599.1641) inició su formación en Amberes y trabajó en el taller de Rubens, en el aspecto refinado y cortés de cuya obra se inspiró. Viajó a Italia para completar su formación, sintiéndose especialmente atraído por el colorido veneciano. En Inglaterra, como pintor de cámara realizó lo más conocido de su producción: los retratos, entre los que destaca el de Carlos I de caza donde dominan la elegancia, la delicadeza y la distinción. Tiende a adelgazar las formas, elimina los defectos del retratado y lo idealiza.
 
Jacob Jordaens (1593-1678)
Discípulo de Rubens, su vinculación al protestantismo le inclinó hacia temas populares. Muestra la vida cotidiana de las gentes humildes en cuadros de matices tenebristas en los que abundan personajes vulgares y toscos. Entre los que destaca El rey bebe.

Pintura Holandesa

Rembrandt van Rijn

Rembrandt (1606-1669) es la figura más importante del barroco holandés y uno de los grandes maestros de la historia de la pintura.


El arte de Rembrandt parte del realismo y el claroscuro de Caravaggio, pero en sus obras el corte entre luz y sombras no es tan tajante, prefiere crear unas penumbras más suaves a partir de la utilización de una luz dorada que envuelve sus cuadros de una atmósfera misteriosa.
Técnicamente la pincelada prieta y dibujística de su primeras obras evoluciona hacia una factura suelta y empaste a base de gruesas manchas de color.
 

Se caso con Saskia que morirá de Tuberculosis y después mantuvo una relación con su sirvienta Hendrickje Stoffels que también moriríaantes que él. Ambas le servirán de modelo para varios de sus cuadros.

La fidelidad a su estilo hace que en los últimos años de su vida, cuando el gusto había cambiado, sufra penalidades económicas a lo que se une la tristeza por la muerte de su segunda esposas y de su hijo Titus.
 
Cultivó todos los géneros incluso el religioso, a diferencia de sus contemporáneos. También realiza obras mitológicas, paisajes y bodegones, aunque son los retratos los que ocupan un lugar más importante en su actividad pictórica.
En sus retratos, ya sean individuales o colectivos, capta la psicología del retratado. En sus retratos colectivos consigue que el tratamiento individualizado de los miembros no merme la armonía del conjunto. Son especialmente significativos:
La lección de anatomía. Su primer retrato colectivo, encargado por el gremio de cirujanos de Ámsterdan.
La ronda nocturna. Retrato de la compañía del capitán Frans Banning  
Los síndicos de los pañeros.  
Merece destacarse también su amplia producción de autorretratos donde se puede observar no solo sus cambios físicos y anímicos, sino también la evolución constante de su técnica.


Otros pintores holandeses

Frans Hals (1585-1666)
Trabajó durante casi toda su vida como retratista. Su estilo es de pinceladas rápidas y sueltas.
En sus retratos individuales los modelos se muestran sonrientes y expresivos, llenos de alegría y vivacidad como El alegre bebedor y La gitana.
En la mayoría de sus retratos colectivos logra superar la simple yuxtaposición de figuras consiguiendo conjuntos armoniosos donde dominan la familiaridad y la falta de solemnidad. Destacan, entre estos últimos: El banquete de los oficiales de la compañía de San JorgeLas regentes del asilo de ancianos. 
 
Johannes Vermeer de Delf (1636-1675)
Su producción se centra en pinturas costumbristas: escenas de interior donde muestra la placidez y la serenidad de la vida doméstica.
En vida fue un pintor de éxito moderado. Su obra es muy reducida, tan sólo unos 35 cuadros, ya que sólo pintaba por encargo para un reducido grupo de mecenas. 
Sus cuadros se caracterizan por la sencillez y el realismo en los que dispone unos pocos y silenciosos personajes que realizan labores cotidianas: bordar, leer, cocinar,…
El aspecto fundamental de sus cuadros es una luz clara que suele penetrar por una ventana lateral y un bello y rico cromatismo aplicado a base de pinceladas cortas y suaves. A esta tipología pertenecerían obras como La cocinera,  La encajera o Mujer leyendo una carta.
También destacan en su producción la Vista de Delf (paisaje) y La joven de la perla (retrato).
 

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